JSA Almodóvar del Río

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08 octubre 2008

Palabra de Rouco

El Cardenal Rouco Varela, que no Rocco, vuelve a la carga desde la derecha más extrema con declaraciones que nos hace recordar a otras suyas de tiempos pasados:
  • "O colocamos el poder bajo el imperio de la moral o vamos al desastre"

  • "Un gay es una persona, un hijo de Dios al que yo tengo que respetar y ayudar dentro de lo que de mí depende. No se puede tratar igual a una fórmula de convivencia que no puede prestar unos servicios básicos a la sociedad"

  • "Abrir puertas a la desprotección del derecho a la vida es dar alas a los abusos de los más fuertes"

  • "Para la familia es fundamental la estabilidad del matrimonio. Dejar la permanencia del vínculo matrimonial al mero arbitrio de los cónyuges mina el bien y el futuro de la familia"

  • El feminismo radical y el homosexualismo se han “impuesto como normales” provocando que la sociedad occidental se convierta en una “ciudad en ruinas”.
En esta ocasión regresa de nuevo con las críticas a la composición de la comisión de expertos creada por el Ministerio de Igualdad para analizar la reforma de la actual legislación sobre el aborto. En realidad, sus componentes se han elegido fundamentalmente en función de su relevancia como científicos en áreas como la medicina o el derecho, y no según sus convicciones religiosas, tal y como desea, que en ningún caso puedan condicionar la legislación en un país laico como el nuestro. La soberanía popular está por encima de la opinión de un cardenal porque la moral válida en un Estado de derecho es la que señala la Constitución, y no el catecismo.

Ni el Gobierno, ni ningún otro representante de los poderes públicos puede ni debe condicionar su trabajo y sus decisiones a unas determinadas convicciones religiosas y morales. Éstas forman parte de la esfera privada de cada ciudadano, y no pueden regir el trabajo de nuestros legisladores, que han de centrarse en conseguir el bien público, teniendo siempre como referencia el respeto a la Constitución y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Sobre las críticas que sigue volcando a la asignatura Educación para la Ciudadanía, la Conferencia Episcopal y el PP están intentando confundir a los ciudadanos, al equiparar el adoctrinamiento propio de una asignatura como Religión, con la formación en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales, que caracteriza a Educación para la Ciudadanía, y “que ha se ser, según expresa la Constitución, el objetivo de la educación en nuestro país.

Por ello, desde Juventudes Socialistas insistimos que la asignatura Educación para la Ciudadanía no tiene nada que ver con la enseñanza moral y religiosa, "a la que puede acceder todo aquel que lo desee gracias a la asignatura optativa de Religión", y pedimos que se distinga entre las convicciones y los principios del Estado, y que no pongan en peligro el éxito académico de muchos jóvenes con sus llamadas a la objeción.

Igualmente nos gustaría saber si está en contra de las convicciones de Rouco Varela el formar en valores como el de la igualdad entre el hombre o la mujer, o que se les explique que la homosexualidad no es una enfermedad ni una opción, sino que forma parte del ser de muchos ciudadanos y ciudadanas. De hecho la asignatura de Educación para la Ciudadanía se imparte desde hace años en la mayoría de los países de la Unión Europea, entre ellos Alemania, donde la asignatura forma parte del currículo escolar, sin que se haya producido ningún problema en las magníficas relaciones entre el Estado y la Iglesia alemana que tanto envidia Rouco.

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